[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.—Es el mayor honor de mi vida eterna nombraros santa Cassie, la primera santa del Infierno.La punta de la espada tocó su cabeza y sus hombros.»Estamos a vuestras órdenes.Cassie se incorporó, estupefacta.Cuando miró a su alrededor, descubrió que todo el mundo en el campo se había puesto de rodillas.«Guau.»—Entonces —preguntó—, ¿vais a ayudarnos?—Con cada fibra de nuestro poder.«¡Gran respuesta!»—Bueno, tú eres aquí el comandante.¿Qué es lo siguiente?Ezoriel alzó la mano y al instante se abrió otro nectopuerto.—Ahora trazaremos la estrategia en mi puesto de mando secreto.—Genial —dijo Via—.¡Vamos!Siguieron al ángel hacia el puerto, pero entonces Cassie pensó algo.—Discúlpame, Ezoriel.El ángel se volvió.—¿Te importaría quitarte ese yelmo? Resulta un tanto escalofriante.Sin decir palabra, Ezoriel cumplió su deseo.Cassie se quedó mirándolo fijamente.«¡Dios mío! ¡Es igualito a Brad Pitt!»* * 14.02 * *—Qué dura es la vida, ¿eh? —comentó Via.Tras presentarse en la fortaleza de Ezoriel, más parecida a un castillo, Cassie, Via y Susurro se vieron pronto rodeadas de un boato propio de princesas medievales.Holgazaneaban desnudas en una amplia piscina de mármol llena de agua fresca y espumosa.Después de todas aquellas carreras por el Infierno se agradecía mucho un baño.Amplias plumas ribeteadas formaban abanicos que, conectados mediante hilos, se movían con parsimonia adelante y atrás y generaban una suave brisa artificial.Sobre el agua perfumada flotaban flores exóticas.Cassie se recostó con los ojos cerrados, disfrutando de todo aquello.—Y esto es agua pura —recalcó Via—.Es un lujo increíble, muy difícil de ver en el Infierno.—¿Cómo la consiguen? ¿Hay algún riachuelo o manantial por aquí?—¿En el Infierno? —La idea divirtió a Via—.La fabrican gracias a esas enormes cubas de destilación.La cabeza de Susurro parecía flotar sobre espuma.La mano que le quedaba asomó por encima del agua fragante y señaló al otro extremo del alargado atrio de azulejos.Allá, unos caballeros preparaban fardos con los cadáveres de demonios descuartizados y los arrojaban a las enormes teteras de hierro calentadas mediante hogueras.Luego hundían los trozos con pesadas varas de madera y colocaban unas tapas con tubos.»El calor transforma la humedad de los cadáveres en vapor —explicó Via—.El gas sale entonces por los tubos y, una vez se enfría, voilá, toda el agua pura que quieras.Cassie palideció al comprender el macabro sistema.El nectopuerto las había llevado directamente hasta allí desde el campo de batalla, y su anfitrión, Ezoriel, las había colmado de majestuosas atenciones.El puesto de mando del ángel caído constituía una enorme fortaleza de murallas de piedra llena de torres, minaretes e incluso un foso.Una gran torre del homenaje destinada a los prisioneros ocupaba todo un muro de kilómetros de largo.El castillo se alzaba con elegancia en el centro del perímetro, y la fuerza de seguridad del complejo estaba formada por miles y miles de caballeros negros.—Es maravilloso acunarse aquí —dijo Via, disfrutando del agua.Cassie vislumbró el cielo por una ventana encajada en un marco de piedra.No se parecía lo más mínimo al ocaso de color rojo oscuro del Infierno.El aire fresco que soplaba de los abanicos y que se colaba por los ventanales olía tentador y puro, sin ningún rastro del hedor urbano de Mefistópolis.—¿Dónde está exactamente este sitio? —preguntó.—En las Infrasferas —respondió Via—.Seguimos en el Infierno, pero se podría considerar un plano de existencia distinto al de la ciudad.Se supone que hay varias esferas, pero nadie sabe gran cosa al respecto.Es un secreto que solo conocen los ángeles caídos más poderosos.Según la leyenda, Ezoriel le ganó esta esfera a Lucifer en una apuesta.Otro rumor dice que las Infrasferas existen en la misma estela que la Esfera de las siete estrellas.Y ahí es donde está el Cielo., o al menos eso se supone.—Extraño —comentó Cassie.—Y tanto, pero ¿a quién le importa? —Via agitó los pies juguetona en el agua perfumada—.Nos hacía falta un respiro y no hay nada mejor que esto.Podría pasarme aquí toda la eternidad sin la menor queja.—Eso sería muy agradable, pero nos queda trabajo por hacer —recordó Cassie, a sabiendas de que aquellos dulces lujos pronto tendrían que terminar.También a ella le gustaban, pero tenía claro que no había ido allí para darse baños de espuma [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • freetocraft.keep.pl